Sueño 8.

-¿Sabes una cosa? Anoche soñé contigo. Anoche soñé que eras una princesa que estaba atrapada en lo alto de la torre más alta de un castillo. Yo iba con mi caballo blanco y una gran orquesta detrás de mí, que anunciaban mi llegada al ritmo de tambores y flautas. El castillo que te custodiaba estaba rodeado por un río de lava, pero eso no iba a impedir que te rescatase. Pasé aquel puente ruinoso de bambú y llegué hasta la puerta. Como era de esperar, ya que no tengo mucha imaginación, un gran dragón salió a mi encuentro y tras reaccionar ante él, nos enzarzamos en una lucha en la que hubo sangre, gritos… y fuego. –Maite hizo una mueca de terror al mencionar la lucha- No, no temas, como tú ya sabes el caballero siempre vence, y este caso no iba a ser diferente. Ascendí lo más rápido que pude hacia el lugar donde te encontrabas y, allí, tendida en una cama, estabas tú. Tu rostro estaba iluminado por la luz de la luna, y te hacía mucho más bella, si es que eso puede ser posible. Dejé mi espada apoyada contra la puerta, me quité la armadura y caminé hasta tu lecho. Te miré, y solo con esa mirada, supe que eras el amor de mi vida. Poco a poco fui inclinándome para poder besar tus labios y así hacerte despertar… -Maite sonrió y abrió los ojos expectante- pero a tan solo unos milímetros de tus labios, me di cuenta de que nada de eso era real, de que estaba en mi cama y unas gotas de sudor decoraban mi cuerpo.
-Vaya, y… ¿solo soñaste anoche conmigo? –Adrián sonrió-
-No, sueño ese sueño cada noche desde que te conocí, pero es raro, ya que se dice que cuando sueñas varias veces el mismo sueño se hace realidad…
-Bueno y, ¿qué tal si yo me tumbo en la cama, tú te inclinas rozando mis labios, y vemos si el sueño se hace realidad?

No duermas para descansar, duerme para soñar. Porque los sueños están para cumplirse..

Pau: la chica de tus sueños.